Por Eusebia Isabel Ruiz
DNI 17.091.185
Oriunda de Formosa (actualmente vive en Santa Fe)
Enviada a través de AM Amanecer, Reconquista
En Estanislao del Campo, a 236 kilómetros de la ciudad de Formosa, en un pueblo de trabajadores y costumbres enraizadas, descansa aquel viejo hombre que dedicó su vida a caminar entre los senderos del monte. Esteban Laureano Maradona nació el 4 de julio de 1895 en Esperanza, provincia de Santa Fe y se crió junto a su familia en Barrancas, a orillas del río Coronda. Desde su infancia, Esteban Laureano conoció y recorrió el monte junto a sus siete hermanos, aprendió a sobrevivir y a conocer la cultura de los indios. A partir de ese momento, le nació un sentimiento profundo por aquellos hombres.
Años después, se recibió de médico cirujano en la Universidad de Buenos Aires. Entonces, a partir de los pueblos que la vida fue poniéndole enfrente, enseñó en las escuelas primarias, escribió para el periodismo y fue observador técnico en la Oficina de Meteorología Argentina. Pero también ejerció su vocación en Hospitales como el “José María Bosch”, y la maternidad del Hospital Rivadavia, entre otros. Luego, instaló su consultorio en la ciudad de Resistencia, Chaco, donde despertó su vocación por la botánica. Exploró las orillas del río Pilcomayo y Bermejo, recorrió montes, descubrió y puso nombres a muchas especies vegetales. Como hombre de ciencia escribió libros que tuvieron mucha reputación y realizó importantes conferencias en diferentes puntos de la Argentina con temas como: flora y fauna, problemas de la lepra y tuberculosis, entre otros.
Después de tantas experiencias y golpes de la vida, Esteban Laureano fue a Buenos Aires donde lo esperaba un importante puesto de trabajo. Tomó el tren que recorría Formosa, hasta llegar a la embarcación de Salta, pero por misterios del azar en Estanislao del Campo la máquina se detuvo. Allí, había una mujer que hacía tres días no podía dar a luz. Entonces, el doctor Maradona decidió perder su viaje y sus equipajes. Dos días después, cuando debía retomar el viaje, el doctor encontró en la estación algunos enfermos de diferentes pueblos cercanos. Esteban Laureano sintió la obligación de ayudarlos. No sólo perdió el tren, sino también el puesto de trabajo. Todo debido a la necesidad de solidarizarse con aquella gente olvidada por todos. En aquel humilde pueblo curó heridas, incluso las que se abren por el sufrimiento de tanta necesidad. Dedicó su vida a las tribus indígenas, creó escuelas en los pueblos, caminó largos senderos entre víboras y espinas para llegar al corazón del monte, donde se hallaban comunidades necesitadas de un médico y de afecto. Permaneció allí hasta los 91 años. Su reconocimiento como doctor rural permanece intacto en el recuerdo del pueblo y de toda una provincia. Su imagen aún brilla en las personas que se relacionaron con él... y aún más en mi memoria, debido al libro: “Alicia en el país de las maravillas”, un regalo inolvidable que firmó con sus manos llenas de arrugas y secretos de la vida, y me entregó en mis pequeñas manos de apenas 11 años.
“Que sólo los demás tengan derecho sobre mí”, dijo Esteban Laureano Maradona, manifestando su humilde personalidad, comprometida con la vida.
Su misión en Estanislao del Campo
ser
es.wikipedia.org/wiki/Esteban_Laureano_Maradona
Viajando ya por lo que en aquel entonces se conocía como Territorio Nacional de Formosa, el tren que lo transportaba realizó una parada en la estación Estanislao del Campo (en aquel entonces denominada Guaycurri). Este era un villorrio formado por unos pocos ranchos sin ningún tipo de vicio de luz, agua corriente o gas, inmerso en el monte chaqueño. Una persona del lugar le pidió sus auxilios como médico para una parturienta que se encontraba en estado muy grave. Después de prestarle exitosamente atención y regresar a tomar el tren se encontró con un grupo de vecinos sin recursos que le rogaron para que no se fuera dado que no había ningún médico disponible varios kilómetros a la redonda. Maradona no lo dudó y se quedó, a pesar de que esto le hizo no solo perder su viaje sino también un trabajo seguro en Buenos Aires. Más aún, trabajaría allí por 51 años, viviendo siempre en una humilde vivienda de ladrillo, sin electricidad ni ningún otro tipo de servicio y prestando ayuda sin cobrar un peso a la comunidad indígena del lugar, formada por tobas, matacos, mocovíes y pilagás. Medio siglo después comentaría su arribo a Estanislao con estas palabras:
Cuando yo llegué empezaron los problemas. Todo esto era monte, sólo había cuatro o cinco ranchos y estaba todo rodeado de indios, que por otra parte me querían matar. Tanto que uno de ellos, que era famoso, me agarró de las solapas y me sacudió, amenazándome. Pero nunca les tuve miedo ni me demostré asustado. Y no por dármelas de valiente. Sino que soy así nomás. Pero con la palabra dulce y la práctica de la medicina, tratando las
enfermedades, dándoles
tabaco y consiguiéndoles ropas, las cosas fueron cambiando. Así los traté hasta hoy. Me remangué, me metí en el monte sin ningún temor, arriesgando mi vida y también mi
salud.
Revista Historias de la Argentina secreta (1986)
En efecto, la comunidad indígena del lugar al principio le tuvo recelo, dado que en general los blancos los habían engañado y maltratado y por lo tanto no confiaban en la medicina del doctor. Sin embargo con el tiempo logró trabar amistad con los caciques del lugar y granjearse el respeto de todos, interiorizándose de sus necesidades y logrando erradicar de la zona terribles enfermedades como la lepra, el mal de Chagas, la tuberculosis, el cólera y la sífilis. Por todo esto, los indios lo llamaban Piognak (que significa "Dr. Dios" en pilagá).
Se dedicó además a investigar científicamente la vida y cultura de los pueblos originarios, así como la fauna y flora de la región. Logró que el gobierno le adjudicara algunas tierras fiscales en las cuales fundó la "Colonia aborigen Juan Bautista Alberdi" (oficializada en 1948), les enseñó trabajos agrícolas y a construir casas con ladrillos confeccionados por ellos mismos, ya que hasta ese momento vivían desnutridos y enfermos sobreviviendo con el intercambio de artesanías por ropa y comida. Colaboró con su dinero en la compra de herramientas y semillas, fundó instituciones para cobijar y recibir indígenas marginados, proyectó un camino hacia el río Teuco, exploró fuentes de agua potable, realizó mejoras en la estación ferroviaria y ayudó a erigir la comisaría del pueblo. Despreció toda forma de poder que sus esfuerzos podrían haberle redituado. Dejó testimonio de todos sus contratiempos, esfuerzos y luchas en su libro A través de la selva. Éste es un estudio antropológico de gran valor sobre la cultura indígena. Realizó también una valiente denuncia de las condiciones de vida de los indígenas y de su explotación en los ingenios azucareros. Con estas críticas logró que en 1936 las autoridades le dieran su apoyo en un programa de promoción humana y social.
Maradona también fundó una escuela rural (en la cual se desempeñó como docente por tres años) que a pedido de él recibió el nombre de uno de sus tatarabuelos, José Ignacio Maradona, quien había sido representante por San Juan ante la Junta Grande (1810-1811) y responsable de que en 1811 se sancionara el decreto que extinguía el tributo que pagaban los indios a la Corona de España. Este decreto y otros relacionados con libertades otorgadas a los indios por los gobiernos patrios se mencionan en la obra de Esteban Maradona A través de la Selva, donde se sugiere que aún no han sido puestos en práctica.
Un par de frases por él dichas sintetizan muy bien su pensamiento sobre su profesión y su manera de vivir:
“…Si algún asomo de mérito me asiste en el desempeño de mi profesión, este es bien limitado, yo no he hecho más que cumplir con el clásico juramento hipocrático de hacer el bien a mis semejantes. Muchas veces se ha dicho que vivir en austeridad, humilde y solidariamente, es renunciar a uno mismo. En realidad ello es realizarse íntegramente como hombre en la dimensión magnífica para la cual fue creado…”
En sus últimos años recibiría muchos homenajes y distinciones y no aceptaría ningún tipo de pensión vitalicia. Murió de vejez, a los 99 años, en Rosario, pero sus restos se guardan en la ciudad de Santa Fe en el panteón de su familia Maradona-Villalba.
El 4 de julio, día de su nacimiento, ha sido declarado por ley Día Nacional del Médico Rural.
Escribió alrededor de 20 libros, muchos aún sin editar. Entre ellos:
A través de la Selva (estudio antropológico donde además relata sus contratiempos en Estanislao del Campo).
Recuerdos Campesinos.
Una planta providencial (El yacón).
Dendrología (cinco volúmenes con representaciones gráficas de las especies).
Animales cuadrúpedos americanos (tres volúmenes con ilustraciones).
Aves (también tres volúmenes con ilustraciones).
La ciudad muerta (historia de los primeros años de la ciudad de Concepción del rio Bermejo).
Historia de los obreros de las Ciencias Naturales (de botánica y zoología americanas)
El problema de la lepra.
Páginas sueltas (periodístico)
Plantas cauchígenas
Vocabulario toba-pilagá
Historia de la ganadería argentina
Distinciones y homenajes:
1941 Orden Nacional del Mérito con el grado de Gran oficial del ejército paraguayo. Siendo otorgado por el Presidente Higinio Morínigo (Paraguay) por su colaboración voluntaria durante la Guerra Paraguayo-Boliviana
1953 Diploma Honorífico, Otorgado por el Centro Cultural Paraguayo por su desinteresada labor en la guerra del Chaco Boreal.
1950 Premio al Médico Rural Iberoamericano (premio otorgado por representantes de organismos oficiales, entidades médicas y laboratorios medicinales). Rechazó el dinero para que fuera donado en becas a jóvenes médicos rurales formoseños)
1977 Miembro Honorífico de la Sociedad de Médicos Escritores (sede en París).
Premio Florián Paucke de la provincia de Santa Fe.
Premio Estrella de Medicina para la Paz de las Naciones Unidas.(1987)
Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rosario.
En 1988 y 1993 fue propuesto al Premio Nóbel de la Paz.
Nombrado Ciudadano ilustre de la ciudad de Rosario.
1994 Medalla, diploma de honor y placa recordatoria otorgada por el Senado de la Nación Argentina.
1994 Pensión vitalicia otorgada por el Congreso de la Nación Argentina (ley 24.387, del 22 de noviembre de dicho año).
El 20 de abril de 1996 el Correo Argentino emitió en su homenaje un sello con su retrato con la leyenda 'Médico abnegado y generoso'.
Varias calles, escuelas y plazoletas en Formosa, Rosario y en su ciudad natal, Esperanza, llevan su nombre.
La humilde casa en la que vivió en Estanislao del Campo fue declarada monumento histórico por el gobierno de Formosa.
El 27 de junio de 2001, el Congreso de la Nación Argentina sancionó la ley 25.448, instituyendo el 4 de julio como Día Nacional del Médico Rural, conmemorando el natalicio del doctor Esteban Laureano Maradona.
http://proyectofinalcpa.blogspot.com/